La Santa Alianza se había establecido para garantizar un orden mundial basado en el respeto a la alianza entre el Altar y el Trono, al mantenimiento de las sociedades estamentales y el respeto a las fronteras del mapa de Europa diseñado en el Congreso de Viena. En caso de revolución de signo liberal y/o nacionalista se intervenía para evitar contagios y alteraciones de ese orden.