• Antes de acabar mis vacaciones en Biescas, visito el antiguo reino de los Mallos en Riglos. Como dijo el joven Santiago Ramón y Cajal, sobre 1860, cuando era sólo Santiagué, el hijo del médico de Ayerbe Justo Ramón, “entre otros accidentes del panorama, quedaron profundamente grabados en mi retina los gigantes Mallos de Riglos, semejantes a columnatas de un palacio de titanes”. Ultimo mis escritos sentada en el “Rincón de las Musas”, mi despacho literario. A través de la ventana, veo el frondoso laurel y si escucho con atención, oigo la respiración agitada de la hermosa ninfa Dafne huyendo de Apolo.

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