La Santa Alianza se había establecido para garantizar un orden mundial basado en el respeto a la alianza entre el Altar y el Trono, al mantenimiento de las sociedades estamentales y el respeto a las fronteras del mapa de Europa diseñado en el Congreso de Viena. En caso de revolución de signo liberal y/o nacionalista se intervenía para evitar contagios y alteraciones de ese orden.
La Constitución de 1869, surgida de las Cortes Constituyentes que se habían elegido después de la Revolución Gloriosa de 1868, estableció una Monarquía para España, aunque mucho más liberal que la que había existido hasta entonces.