Si en algo estoy de acuerdo con el xenófobo y ultraderechista Josep Anglada es en que, en este país, no cabemos todos. Pero como nuestra perspectiva es muy distinta, la gente que a mí me sobra no se caracteriza por tener un tono de piel o un acento diferente. Los que yo considero que son un exceso de equipaje para nuestra deseable democracia, pueden ser catalanes de pura cepa o castellanos viejos que luzcan, ufanos de su raza, el pin de "una, grande y libre" en la solapa.